Atesora el auténtico espíritu de Marbella: desenfadado, atrevido y exquisito. Se llama Contracata y descubre el concepto de restaurante pensado para quienes dan sus primeros pasos en el universo gourmet y para quienes disfrutan con propuestas sorprendentes pero nada extravagantes.

Godoy, José González Godoy, uno de los más grandes sumilleres españoles pese a su juventud, ha materializado… la “Casa de Comidas” del tiempo actual, sin fronteras, que se atreve con unas contrabravas, unas patatas bravas repletas de emociones aromáticas, o con un pulpo cocido tradicionalmente, y frito poco menos de medio minuto… al estilo tailandés, capaz de impresionar por su frescor.

Una cena en su terraza, en una de las calles con más sabor de Marbella, a poco más de 100 metros de la línea de playa, nos ha confirmado la solidez de esta propuesta atrevida, super chispeante, en plena sintonía con paladares aventureros… pero sin excesos.

La cocina de Contracata lleva hasta las estrellas a cada comensal cuando se acompañala con los vinos sugeridos por el propio Godoy o por su equipo de sala, muy profesional, siempre atento a la clientela y con gran conocimiento de todas las especialidades de la bodega.

Contracata, verdadero ejemplo de cordura en el paraíso de los excesos, se confirma como un valor sólido, como un remanso de autenticidad en un entorno de artificios. Esta afirmación se extiende, también, a su política de precios, nada agresiva para el bolsillo de la clientela a tenor de la calidad de sus diferentes materias primas.

Honestidad es la palabra de moda en la mejor gastronomía, lo hemos visto en Reino Unido, lo hemos visto en el País Vasco, y lo contrastamos en Andalucía, en plena Costa del Sol. La propuesta de Godoy en Contracata es honesta, muy honesta, sin renunciar a la alegría contagiosa de la mejor Marbella.

CONTUNDENCIA Y REFINAMIENTO

Primer resumen para los entrantes de nuestra cena: son contundentes y satisfacen plenamente los sentidos de quienes se sientan en la mesa, pero no renuncian al refinamiento, a la elegancia natural de los buenos ingredientes.

Una ensalada de burratina, de eso queso delicado que se elabora con leche de búfala, lanza la alerta inicial: “aquí vamos a degustar una cocina natural, sin artificios de ningún tipo”. Buena rúcula, fresca y crujiente, buen vinagre, buen aceite de oliva virgen extra… resultado final: un olfato y un paladar alegres, encantado de disfrutar con placeres básicos muy reconfortantes.

Las croquetas de jamón apuntan a las estrellas. Son casi etéreas, gracias a su relleno ligero, pero especialmente sabroso, que contrasta con el crujiente de su parte exterior. Intensidad, sí, y elegancia, mucha elegancia, sin ninguna nota pesada que desentone a lo largo de su degustación. Excepcionales.

El trío de entrantes se redondea con las contrabravas, unas patatas menos bravas de lo normal, es decir, poco picantes, pero mucho más aromáticas. La cocina de Contracata ha elegido la opción fragancia para unas patatas hechas… “al dente”, que se empapan fácilmente con las salsas de calidad, nada peleonas, que cubren parte de su superficie. Podríamos pedir un poco más de potencia, especialmente quienes venimos de las bravas madrileñas más brutales, pero se llaman contrabravas, no podemos olvidarlo.

EL PULPO GOURMET MÁS VIAJERO

Los pulpos de textura firme pero sin dureza poco apetecible ni blandura de chicle, nacen, viven y se pescan en las aguas mediterráneas más cercanas al Estrecho. Dichos pulpos, verdaderos regalos de la naturaleza por la delicadeza de su sabor inconfundible, siempre acariciante, son los protagonistas del plato más espectacular de Contracata.

El propio Godoy trinchó en la mesa, con todo su arte, el pulpo especial de la casa, cocido al estilo clásico. A partir de ese punto de cocción comienza el viaje hacia el Extremo Oriente. El pulpo ya cocido paso fugazmente, menos de 30 segundos, por una sartén al rojo vivo, al estilo tailandés, para recibir después: salsa con un toque picante procedente de aquellas mismas latitudes, jengibre, “lemon grass” y pimienta picante. De locura.

Es el pulpo Contracata, que evidencia el valor del mestizaje. Poderoso, refrescante, algo picante y con un toque perfecto de excentricidad. Genial.

VALORES IBÉRICOS

El contrapunto tradicional a ese derroche de toques gourmet del mundo en el restaurante de Godoy lo pone un plato de carne: presa ibérica de bellota, que es impecable. Piezas cortadas con delicadeza, tiernas, hechas al punto, muy aromáticas, con la infusión exacta de grasa… bien acompañada por unas patatas fritas colosales, de esas que animan a picar y picar… hasta que se acaba toda la fuente. Un ensamblaje clásico y, al mismo tiempo, exquisito, perfecto para los gustos más tradicionales.

Contracata satisface plenamente, anima a volver una y otra vez. Es cocina amistosa, chispeante, que siempre te sorprenderá con alguna de sus propuestas. Es el valor de la honestidad, bien potenciado con toques imaginativos en los fogones y un extra de amabilidad desplegado por el personal de sala. Un ejemplo a seguir.

Entre los vinos que catamos en esta experiencia gastronómica destacamos a Piamanter. Uno de esos caldos que se encuentran dentro de los moscateles dulces de Málaga de nueva generación que son fantásticos e incuestionables, y que en su caso también es rompedor por su imagen.

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