Satisfacción plena en nuestra visita, la primera pero no la última, a Willy 1975, una de las grandes referencias de la gastronomía reconfortante en Palmones, corazón del gaditano Campo de Gibraltar.

Cocina clásica de calidad, elaborada por manos innovadoras. Establecimiento de formato poderoso, repleto de detalles llamativos que agradan a todo tipo de clientela. Servicio supremo, por atención, por elegancia, por eficacia y por Amabilidad, con mayúscula, así se resume un establecimiento de nueva generación que se disfruta cada segundo.

Hemos almorzado en Willy 1975, siguiendo el consejo, más bien “palabra de ley”, del Maestro del disfrute en las mesas gaditanas: Pepe Monforte, responsable de Las Cosas de Comé, la web que articula la diversidad gourmet, auténticamente exquisita, de uno de los últimos Paraísos de Europa.

El restaurante que impulsa Antonio, “Willy”, López Vega y su hija, Cristina López, nos ha ganado el corazón por su honestidad, por su equilibrio en todos los capítulos y, también, por el acuerdo impecable entre calidad y precio, que todo hay que decirlo.

Nuestro menú ha paseado por algunos de los clásicos de esta casa: las ortigas de mar, tan crujientes por fuera como sedosas por dentro, o los boquerones rellenos, caprichos marineros que siempre emocionan a quienes se sientan en una mesa sea cual sea su edad. Hemos acompañado estos entrantes con dos vermús Lustau, esencia pura de Jerez.

La apoteosis final ha llegado con un steak tartar de retinto, de esa carne suprema que ofrece Cádiz gracias a una ganadería siempre cercana al mar, y con un arroz meloso con setas y mariscos, repleto de aromas poderosos super poderoso.

Así hemos redondeado un almuerzo potente, pero no excesivo, con una factura final por poco más de 85 euros, que incluye también un par de copas de Barbadillo, otro de los grandes símbolos del Cádiz más gourmet.

¿Dónde está el secreto de Willy 1975? En su carta, repleta de medias raciones, de arroces para una sola persona… de propuestas personalizadas para confeccionar un menú a la medida del apetito de cada comensal.

La experiencia que hemos disfrutado en Palmones se ha potenciado con una sala espaciosa, en la planta superior, repleta de luz y bien aireada que preserva la intimidad de las conversaciones en las diferentes mesas. Otro dato a destacar: los manteles de hilo, con servilletas de reglamento… nada de mesas desnudas, sin gracia, ni servilletas de papel. Puro prestigio.

Hemos comprobado que esa atención al detalle convence a parejas jóvenes, con menos de 30 años, a familias completas con sus niños pequeños, y a quienes ya peinamos canas pero disfrutamos con las propuestas más frescas, sin naftalina, y somos muchos y muchas, todo el Grupo All Stars.

Vamos ya con este almuerzo estimulante en Willy 1975. Acompáñanos a redescubrir el valor permanente de la cocina de siempre hecha a las mil maravillas y servida con la máxima profesionalidad. Satisfacción plena.

CLÁSICOS QUE SIEMPRE TRIUNFAN

Hemos ido a esos clásicos que marcan el terreno de juego en el almuerzo de un sábado: ensaladilla rusa con gambones y crema de atún, media ración, 10 euros; boquerones rellenos, 2.50 la unidad, y ortigas de mar fritas, media ración, 11 euros.

Ha sido una escalera al cielo gourmet. La primera propuesta, la ensaladilla, nos ha dividido a María y a mí. Motivo del desacuerdo: los guisantes. María es una enamorada de este producto, pero a mí no me atrae nada.

La ensaladilla estaba perfecta, delicada, con sabor marino gracias al atún y con una patata de textura impecable. Perfecta para quien disfruta con la ensaladilla tradicional, pero poco… “académica” para los que disfrutamos con la versión malagueña, desprovista de especies vegetales.

BOQUERONES ARISTOCRÁTICOS

Los boquerones rellenos nos han puesto de acuerdo desde el bocado inicial. Fritos de un modo magistral, sin el menor rastro de aceite en el plato, y con un relleno capaz de añadir el sabor de la verdura a unos pescados que atesoran toda la esencia del mar. 

El equipo de Willy 1975 propone un acompañamiento, una salsa, pero no es necesario. Estos boquerones son emocionantes por si solos, estremecen el paladar con fuerza.

Llegamos así a la primera apoteosis del almuerzo: las ortigas de mar. Te dejan sin palabras, casi con los ojos en blanco. Es difícil decir que te gusta más: el rebozado crujiente, casi una sinfonía en los dientes, o el contenido, mar, y más mar pero en el color verde de las algas. El acompañamiento, también elaborado con algas crujientes, redondea este plato. Es un Top 5 en cualquier listado de éxitos gourmet para 2024.

UN FINAL SUPREMO

La posibilidad de disfrutar de un arroz, un arroz meloso con setas y marisco, para un solo comensal es uno de los grandes aciertos de Willy 1975. Fiesta total de aromas poderosos y refinados, con setas, mejillones y gambas lanzando sus mensajes dentro de un himno perfectamente orquestado.

Nos ha gustado mucho ese punto meloso, que facilita el paso por el paladar, y hemos disfrutado con el contraste, tanto en texturas como en sabores, entre las setas y los mejillones. El arroz, servido en una paella de tamaño perfecto para… comensal y… medio, es el enlace perfecto para asociar ambos mundos, tierra y mar. Delicioso, “al dente” y sin “socarrats”.

Aún nos quedaba otro grande: el steak tartar de retinto, una fuerza de la Naturaleza. La carne de esta propuesta, cargada de notas botánicas, conserva toda su esencia en Willy 1975 gracias a una cocina que no añade casi aderezos. Alegría total para cualquier persona carnívora de verdad.

Podemos añadir que la carne retinta de este steak tartar se sitúa en la cumbre de las carnes de España y de muchas otras de procedencia exótica. Transmite vitalidad.

PALMONES, UN FOCO GOURMET POR DESCUBRIR

El corazón gastronómico del Campo de Gibraltar late enérgicamente gracias a restaurantes como Willy 75, impecables desde cualquier punto de vista.

La tienda gourmet que se abre justo a la entrada, con unos panes antológicos, con unos quesos de Cádiz calificables de suntuosos por su presentación y su aroma, y con unos ibéricos de lujo, ya indica la orientación de esta casa.

Cordialidad, pasión por los detalles que satisfacen a la clientela y cocina capaz de elevar la tradición hasta las cotas más altas son algunas de las claves de Willy 75 y del concepto gourmet que anima los establecimientos de Palmones, desde los básicos hasta los más inquietos. Hay mucho que contar de este nuevo lujo de Cádiz.

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