Hay mucho de musical de altos vuelos, de los que se representan en Broadway, en la Gran Vía madrileña, o en el Teatro del Soho malagueño, en cualquier almuerzo o cena disfrutados en Tercer Acto, el restaurante abierto justo al lado del coliseo impulsado por Antonio Banderas y Grupo Tercer Acto en su tierra natal.

Grandes creaciones en cada plato, con una estética destacable, buen cuerpo de baile, materializado en un servicio de sala de nivel supremo, escenografía acogedora, responsable de la atmósfera exquisita que te envuelve, y ritmo, en la llegada a la mesa de las propuestas, en la atención de camareras y camareros a bebidas y platos… en una palabra: un musical super gratificante.

Un almuerzo casi improvisado, resuelto en el último momento con el apoyo de William Sequera, el sumiller imprescindible para conocer el espíritu malagueño e internacional del Grupo Tercer Acto, nos ha descubierto un estilo de cocina cercano, elegante y enérgico.

Ha sido un menú corto, pero muy representativo, que hemos abierto con uno de los grandes lujos del Mediterráneo más oriental: la berenjena babaganush emblemática de Líbano. La lasaña de carabineros, absolutamente majestuosa, ha puesto la pincelada italiana.

Para finalizar este menú nada más y nada menos que unas mollejas glaseadas con pilpil de patata, un homenaje a la mejor casquería y, por supuesto, a esa salsa monumental de la cocina española elaborada con guindilla, aceite y ajo, además de mucho cariño.

Un par de vermuts Krauel, herederos del recetario ancestral de una familia afincada en Los Percheles, barrio de pescadores abierto a menos de 100 metros de la puerta de Tercer Acto, más un par de copas de Luzón Colección Blanco, de Jumilla, y de Vizcarra Senda del Oro, tinto de Ribera del Duero, han llevado el ticket final a 66 euros.

Valor exacto, ajustado al euro, para un almuerzo enriquecedor en todos los sentidos. La experiencia gourmet en Tercer Acto, justo al lado del Teatro del Soho, nos ha llenado de alegría de vivir.. como el mejor musical. La armonía entre todos los protagonistas de esta obra garantiza satisfacción completa a cada comensal.

DELICIAS DE ORIENTE

Simple, humilde y, al mismo tiempo, majestuosa. Así es una propuesta caliente como la berenjena babaganush que ha abierto nuestra experiencia en Tercer Acto.

La crema cargada de aromas delicados, con una textura casi de terciopelo y con un sabor profundo, muy elegante, nos lanza ya la pista inicial de una cocina elaborada con delicadeza.

Detrás de esa palabra, babaganush, repleta de notas orientales, encontramos una crema que reúne berenjena, aceite supremo y limón con tahini y pimentón dulce. El exotismo de esta propuesta se disfruta con el crujiente de unas tostadas que invitan a “dippear”, a untar la crema sobre el pan una y otra vez.

La huella fenicia, precedente de Líbano actual, en la costa malagueña está presente en la berenjena estelar de Tercer Acto. Siempre saludable, siempre exquisita, siempre fiel a la Dieta Mediterránea.

EL SALTO A ITALIA

Teníamos que caer en la tentación y… al final sucumbimos plenamente. La lasaña de carabineros era una de las sugerencias de la encargada de nuestra mesa y respondió plenamente a las expectativas.

Carabineros bien cocinados, con su sabor profundo y su textura firme, más bechamel delicada, con el punto justo de liquidez y toda la fuerza del marisco, son claves de un plato contundente, que impacta en los sentidos.

Es una lasaña “Top 5” entre las propuestas de corte italiano que se degustan en todo Málaga ahora mismo. Ojo, es un plato peligroso… sí, ya que invita a repetir una y otra vez. Acierto pleno.

MOLLEJAS, FIN DE TRAYECTO

Nuestro menú en Tercer Acto, corto por exigencias de la estética y de la balanza, finalizó con un plato muy singular: mollejas glaseadas con pilpil de patata. Absolutamente grandioso.

Unas mollejas tersas, que se cortan como mantequilla, que acarician el paladar con su textura sedosa, ya predisponen a aplaudir delante del plato. El sabor delicado de estas glándulas es un lujo, aún más valioso cuando se sabe que las mollejas, como el resto de casquería, siguen las líneas maestras de la cocina del aprovechamiento.

El pilpil de patata, escenario perfecto para las mollejas, añade un punto de picante y el contrapunto de un pure consistente, que pone el tono terrenal a una propuesta sutil.

Las mollejas, estrellas del “segundo acto” en el menú de Tercer Acto, perdón por el juego de palabras, confirman sus pretensiones en la mejor lista de ingredientes gourmet. Sobresaliente alto.

El restaurante más “teatral” de Málaga capital es un ejemplo de solvencia para cualquier persona gourmet: buenas propuestas en la mesa, muy buen servicio de sala, grandiosa bodega, con sorpresas estimulantes, y escenario impecable, con guiños al Arte en todos sus rincones, son los pilares fundamentales.

Tercer Acto transmite un recuerdo gratificante a quien lo visita, enviando un mensaje de distinción dentro de una capital que aún bordea la línea fina que separa lo popular de lo… cutre.

El equipo de Tercer Acto propone el mejor Mediterráneo, de Algeciras a Estambul, como cantaba Juan Manuel Serrat, de Líbano a Andalucía como se comprueba en una carta corta, que acumula propuestas de éxito.

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