Un tesoro por descubrir para quienes no lo conozcan, con una preciosa historia de amor en su fondo. Una japonesa, aunque nacida en Brasil, Mayuri Kobayashi, que llegó a España para estudiar psicología casada con un madrileño. Mayuri comenzó a cocinar como fuente de ingresos durante sus estudios. Nos cuenta que todo lo ha aprendido de su abuela y de su madre, en casa y de sus viajes a Japón. Al final la cocina se ha convertido en el modo de vida de la pareja. En Estepona primero probaron suerte en el Mercado Gourmet del centro, pero su concepto exquisito necesitaba vida propia.

La solución llegó poco antes de la pandemia en un coqueto local situado junto al Paseo Marítimo, en una zona muy poco concurrida. En la calle Alborán 8. La pareja trabaja especialmente bien, ella en cocina y él al cargo de la sala. Una cocina honesta a un precio razonable y asequible, algo complicado de encontrar en un buen japonés.

Estupenda opción Take Away

Se han ganado una clientela fija que les ha permitido superar la pandemia. El servicio en sala es impecable y lo combinan con un Take Away que funciona muy bien.

La carta es muy variada y está bien explicada, algo muy necesario en los japoneses. En nuestra primera visita arrancamos con una témpura de langostinos y vegetales para ir entonado el espíritu. Muy bien resuelta y de buen tamaño. Raciones amplias que pudimos comprobar también en el sashimi de 3 cortes de atún. Akami que es la parte del atún con la carne de un color rojo más intenso. Es una pieza extraída de la parte ventral del atún y de la espalda. Chu Toro o tarantelo y O Toro que es la ventresca. Cortes impecables y sabores realmente maravillosos. Entre sus proveedores destaca la Marca gaditana Petaca Chico.

Igualmente deliciosos los niguiris de anguila japonesa con salsa kabayaki. Una preparación dulce, sabrosa y espesa que en Japón se utiliza para napar o cubrir la anguila limpia y fileteada antes de pasarla por la parrilla. Aunque también es perfecta para utilizarla con otros tipos de pescados a la plancha como salmón, caballa, sardina… y también en elaboraciones de sushi y sashimi.

Lugar de culto

Fue una auténtica sorpresa los temakis de salmón, aguacate e ikura o huevas de salmón que tanto se utilizan en Japón para decorar, conocidas como “caviar rojo”. Son esferas relativamente grandes, de 2 a 9 mm, y de un color naranja-rojizo brillante. Estaban deliciosas en la combinación.

Una auténtica delicia que culminó con su postre estrella, sus mochis caseros rellenos de plátano y dulce de leche. Nos aseguraron que nos llevarían al cielo y les damos toda la razón.

Se puede copear y nosotros optamos por el blanco. Un chardonnay navarro, Castillo Monjardin, de viñedos de más de treinta años y seis meses de barrica. Buen maridaje, aunque echamos de menos algún blanco malagueño.

Lugar de culto, así es Takeko. Deseando volver.

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