Auténtica, con sus fotografías repletas de pátina, con sus carteles publicitarios de mediados del siglo pasado, con sus referencias permanentes a Córdoba. Marca la diferencia por su personalidad, intensamente andaluza, muy alejada de otras propuestas gourmet del corazón de Málaga Sí, hemos conocido la Taberna de Monroy y nos ha… embrujado.

Se respira pasión por la cocina elegante, fiel a la tradición cordobesa, y amor, con todas las letras, por los mejores vinos y licores andaluces. El resultado de ese emparejamiento va más allá del paladar y llega al corazón.

Un almuerzo en la terraza, en plena calle Moreno Monroy, acomodados sobre barriles que albergaron grandes vinos en su tiempo, nos ha descubierto placeres como: unas patatas fritas San Nicasio, majestuosas, o unas aceitunas verdes de variedad hojiblanca procedentes de Moriles-Montilla, que impresionan tanto por fuerza como por equilibrio en el paladar. Placeres majestuosos en su sencillez.

Otros entrantes: morcilla ahumada a la leña de Montilla, sutil sin renunciar a su contundencia, y chorizo ibérico de bellota, procedente de ese paraíso terrenal que es el Valle de los Pedroches, nos han conducido hasta lo más alto.

La alcachofa emblemática de la casa, esa alcachofa “entre Córdoba y Málaga la Bella”, marca ya la primera cumbre. Pero hay más: un rabo de vaca a la cordobesa, cocinado a fuego lento durante 24 horas, dispara hasta el… éxtasis.

Hemos cerrado esa revisión a la cocina cordobesa más señorial con una fiesta de quesos, culminada por una versión especial del Stilton británico afinada con brandy solera de Alvear de la década de los 70. Sublime.

Cuatro adultos, con vinos por copas maridados con cada plato, y todo un aluvión de emociones… 100 euros. La Taberna de Monroy aporta seriedad y profundidad a una cocina andaluza cada vez más madura, cada vez más consolidada.

Tradición, sí, pero en clave distinguida y exquisita, la misma que marca la línea en Italia desde hace décadas, la que dio su grandeza a Francia.

EL PICOTEO DE CALIDAD

¡Qué poco se necesita para ser feliz en una terraza a poco más de 100 metros de la Catedral de Málaga! Unas patatas fritas, unas aceitunas y unas chacinas bien acompañadas por vinos andaluces. Esa unión mágica ha desvelado ya la personalidad de la Taberna de Monroy.

Las patatas fritas llevan firma, son San Nicasio, de la localidad cordobesa de Carcabuey, y se fríen con un gran aceite de oliva virgen extra de la zona de Priego. Entran en otra dimensión por su ligereza, su crujido y su sabor intenso a buen aceite, nada que ver con esos trozos de plástico que se comercializan… sin persecución legal.

Las aceitunas verdes procedentes de Moriles Montilla se mueven en esas mismas coordenadas: sabor y fragancia que transmiten energía verde.

Ahora vamos con las chacinas, cortadas con toda delicadeza: la morcilla, ahumada con leña de olivo merece la máxima puntuación aunque el chorizo, llegado desde el Valle de los Pedroches, se sitúa al mismo nivel. Cuestión de gustos para dos aciertos totales.

ALCACHOFAS CARGADAS DE TRADICIONES

Abrimos el capítulo de platos calientes con un plato… que rememora un bodegón clásico de cualquier gran maestro de la pintura. La “alcachofa entre Córdoba y Málaga La Bella” perfectamente confitada y con el acompañamiento de salmorejo, jamón ibérico y esferificaciones de amontillado viejísimo, conduce a otra dimensión.

La belleza del plato estelar de la Taberna de Monroy ya predispone a las mejores sensaciones. El primer bocado confirma ese toque acariciante en el paladar. Es elegancia en su máxima expresión, una unión perfecta del vegetal, del aceite, del tomate, del jamón, del vino… en una balada majestuosa, que anima a cerrar los ojos y soñar.

Hay toda una declaración de gran cocina tras esas alcachofas. Su elegancia confirma la valía de una cocina clásica cuando se interpreta con técnicas e ingredientes de calidad suprema.

EL GOLPE MAESTRO

Es un rabo de vaca a la cordobesa, un combinado de carne delicada que se cocina durante 24 horas a baja temperatura. El impulso hasta el séptimo cielo se explica por los vinos, los mejores vinos de la bodega prodigiosa que atesora la Taberna de Monroy, que se añaden durante ese tiempo. Ponen los toques añejos, profundos, intensos a la propuesta.

Las patatas, cocinadas con esa misma intensidad, redondean la experiencia. Hablamos de unos instantes gloriosos, inolvidables, que rebajan el tono de voz, que impulsan frases trascendentales. Cada comensal atesora uno por uno todos los matices de esta carne majestuosa. Top 5 de 2022.

QUESOS AFINADOS CON BRANDY

Y de postre: queso. Debería decir quesos, muy variados, muy trabajados, con sabores profundos, intensos. Un cierre perfecto para un menú repleto de detalles contundentes.

La nota apoteósica de esta tabla super agradable, con propuestas poderosas bien armonizadas con unas almendras fritas y un membrillo genial, ha llegado de la mano de un queso… británico, un Stilton, queso azul…pero borracho perdido. Dicho sea con todo el cariño, ya que se ha afinado con los tesoros alcohólicos de mayor graduación elaborados en territorio cordobés.

Ha sido el mejor final para un almuerzo redondo, intensamente andaluz y con destellos internacionales. La Taberna de Monroy muestra el camino a restaurantes fieles a la tradición, pero no viejunos, a restaurantes con sabores clásicos, pero no trasnochados.

Es una parada excelente en Málaga capital, muy recomendable, como todas las que recogemos en esta web, siempre a la búsqueda de valores emergentes y honestos.

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