Es un palacete del siglo XIX levantado discretamente en el corazón de Conil. Se llama El Escondite y atesora un restaurante volcado tanto en el producto de cercanía como en la cocina inquieta, exquisita, empeñada en trabajar con lo mejor de una tierra y un mar repletos de lujos para los sentidos.

Entramos en este caserón mágico para cenar en su jardín, cargado de los aromas inconfundibles de las higueras y un ficus gigante. Es el escenario perfecto para disfrutar de una escalera al cielo gourmet.

La cena ha sido una fiesta de sensaciones elegantes, bien apoyadas por las personas de sala, perfectas conocedoras de la singularidad del Escondite y de las recomendaciones idóneas para cada persona de la clientela.

Nuestra primera indicación: una cena corta en cuanto a cantidades, pero capaz de repasar una carta repleta de tentaciones. La idea inicial se ha materializado en 3 propuestas insuperables.

Hemos disfrutado con: crema de papa con foie, yema curada y trufa; albóndigas de choco y langostinos de la Bahía con vichyssoise de algas y amontillados; más albóndigas de ternera retinta con salsa de zanahoria y Palo Cortado. Luego vendrán los postres… pero eso es otro capítulo.

Aromas y sabores cálidos, poderosos, elegantes, aún más atractivos al degustarlos al aire libre en pleno octubre. La definición exacta hablaría de equilibrio en cada uno de los platos, siempre originales, que explotan desde la yema curada en sal marina gaditana o el foie caramelizado, hasta la vichyssoise de algas con vino amontillado o la salsa de zanahoria con Palo Cortado.

Sumamos los 2 cócteles iniciales, elaborados a partir de vermuts gaditanos, más un par de copas de buenos vinos de la tierra y 2 postres supremos para llegar a poco más de 75 euros. Super correcto, super ajustado para 2 personas en un entorno tan exclusivo como El Escondite de Conil, que se queda en el recuerdo para siempre. Sobresaliente.

El Escondite es un descubrimiento en Cádiz, un territorio bien provisto de referentes para cualquier persona con inquietudes gourmet. Reúne: escenario, atención al cliente y cocina majestuosa, siempre repleta de autenticidad y sin rastro alguno de “postureo”. Es un Imprescindible que añade, además, un toque extra para celiacos: está libre de gluten. Volveremos a este Escondite.

CUANDO EL PURÉ DE PATATAS SE CONVIERTE EN LUJO GOURMET

El puré de patatas, el acompañamiento de la cocina tradicional o el plato de energía para los más pequeños de la casa en tiempos pretéritos, puede ser un lujo gourmet. La cocina de El Escondite tiene la fórmula mágica para convertir una propuesta poco sugestiva en una pieza magistral.

Las 3 claves: foie, yema de huevo curada en sal marina y trufa… bueno, 4 claves, ya que deben añadirse unas patatas excelentes, son suficientes para producir la transformación.

La “Crema de Papas” es delicada, con aromas elegantes y sabores profundos, con una textura sutil, más consistente que líquida, especialmente agradable en el paladar. Cada cucharada de este puré borra experiencias poco agradables de tiempos pasados. Glorioso.

LAS ALBÓNDIGAS DE ETIQUETA

Por sus albóndigas los conoceréis… Sí, las albóndigas están en la cocina española desde siempre, pero se las considera propuestas menores en las cocinas pretenciosas de muchos restaurantes. El Escondite demuestra que un plato de albóndigas, inspirado y bien cocinado, tiene el nivel supremo capaz de convencer a cualquier persona en una mesa, sea cual sea su edad, su experiencia.

En nuestra cena hemos elegido las 2 propuestas de la carta: albóndigas de choco y langostinos con vichyssoise de algas y amontillados, en el capítulo pescado, y albóndigas de ternera con salsa de zanahoria, moringa y palo cortado, en el capítulo carnivoro. Resumen inicial: ambos platos son escandalosos y disparan los niveles gourmet.

El capítulo marino propone un ingrediente fundamental para las albóndigas: el choco, con su toque atlántico y su punto de genio en el paladar. Los langostinos, situados sobre las albóndigas, ponen en juego su textura consistente y su descarga salina. Esa sinfonía se redondea con una vichyssoise de algas que incorpora su propia descarga de amontillado.

Tan deliciosas, tan sutiles, estas albóndigas merecen una plaza en el Top 5 de grandes platos del año en Andalucía.

AHORA CON TERNERA RETINTA DE CÁDIZ

Pensábamos que era difícil mejorar la propuesta anterior… hasta que llegaron las albóndigas de ternera con su salsa de zanahoria, moringa y palo cortado. Impacto total. Otro plato majestuoso.

El ensamblaje de los ingredientes en el paladar es impecable, descubre caminos inéditos, emocionantes. Es un plato impecable… para pedir no una sino varias raciones. Glorioso.

LAS TENTACIONES MÁS DULCES

 Queríamos disfrutar un poco más del jardín de El Escondite, de estar acomodados bajo el ficus colosal, y pedimos un par de postres, todavía con la “miel” en los labios proporcionada por las propuestas principales.

Vamos en línea ascendente. Arrancamos con la tarta de chocolate negro con chocolate caliente, esferas de fresa y Pedro Ximénez. Intenso, con los matices de diferentes chocolates y los toques del vino dulce y de la fresa. En una palabra: un postre equilibrado y con un nivel de azúcar muy ajustado. Broche perfecto para esta cena.

Pero hay más: un helado de leche fresca de cabra payoya con nueces, piñones y miel de Conil. Genial desde la primera hasta la última cucharada. Muy natural, muy cercano a esta tierra gaditana, muy distinguido. Soberbio. Es el resumen perfecto del estilo que caracteriza a este restaurante, El Escondite.

La cena en El Escondite que tanto nos ha emocionado descubre la dimensión de un proyecto capaz de reunir: escenario, servicio y cocina sublimes. Están en lo más alto… pero aún lo saben muy pocas personas. Aprovecha la ventaja para disfrutar intensamente.

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