En un momento de máxima sofisticación gastronómica es llamativo que propuestas muy sencillas triunfen de forma rápida. Es lo que ha pasado con el establecimiento de pasteles de nata que acaba de inaugurarse en Málaga capital. Una de las razones, desde luego, es la ubicación estratégica, junto a la Plaza de la Constitución.

Pero sin duda son más razones las que generan las colas que se forman en el local con un público de perfil medio alto.

Los pasteles de nata portugueses son tremendamente sencillos de elaborar. Están muy ricos, pero no más que cualquier producto dulce centenario elaborado artesanalmente en Andalucía, por ejemplo, en Antequera.  

¿Qué provoca este furor? Es muy sencillo, están de moda y algo aún más importante, se elaboran a mano frente al cliente, al igual que en Portugal, y eso da confianza. Se premia la elaboración artesana, la autenticidad.  

La propuesta de De Nata es correcta, se puede consumir por pieza a 1,90 euros, un precio ajustado, aunque el producto tampoco vale más. También en caja de seis unidades. Se puede acompañar de una bebida en el local, aunque de píe y en un espacio muy reducido. Pero no justifica el asombroso éxito de De Nata en Málaga.

Es una moda en el mundo que también se vive en Londres por ejemplo como hemos podido comprobar recientemente.

Son tendencias de las que hay que aprender y aprovechar, porque en nuestro país y concretamente en Málaga, en Andalucia tenemos cientos de productos que puedes trabajarse y ponerse tan de moda como los pastelitos de nata o las conservas de Portugal.

La receta es sencilla, una buena y rentable propuesta económica, comunicación y marketing, moda y en el caso de los productos portugueses premia el componente artesanal y de calidad, así como la elaboración ante el público.

En el caso de De Nata el coste de la materia prima es muy bajo, lo que impulsa la rentabilidad del proyecto.

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