Será por su escenario, un jardín de grandes dimensiones siempre acogedor, siempre mágico a cualquier hora del día. Será por su propuesta gourmet, fiel a la cocina tradicional interpretada con la genialidad de Manuel Benavides en los fogones. Será por su atención a la clientela, basada en una complicidad exquisita con cada persona sentada a la mesa. La Tirana es el restaurante clásico que siempre seduce.

La Tirana atesora el espíritu de la Marbella de leyenda, aquella que apreciaba la elegancia, la distinción o el gusto por el Arte y era referencia en la Europa exquisita.

Esa personalidad singular, refinada pero sin “postureos” de “nuevo rico” ni “fodechinchos mesetarios” salta a la vista nada más traspasar la puerta del chalet central, repleto de trabajos pictóricos coleccionados por los primeros propietarios de la casa, artistas de nivel supremo.

Manuel Benavides, el corazón de La Tirana, ha reinterpretado valioso aquel legado con un tipo de cocina que seduce siempre… sea cual sea la nacionalidad, la edad o el estilo de quienes disfrutan de sus propuestas dentro de un jardín refrescante, repleto de aromas naturales.

Hemos degustado La Tirana en versión 2024 a lo largo de una cena para 5 adultos procedentes de España, Bélgica y Gran Bretaña. Nuestra elección se ha movido por la zona más clásica de la carta, corta, muy concisa, sin grandes concesiones a modas extendidas por aquí y por allá.

El repaso a los platos emblemáticos de Manuel Benavides: desde la pastela de cordero hasta el hígado de ternera a la mantequilla de salvia, desde las gambas al pil pil hasta el confit de pato al horno o el lomo de bacalao, nos permite decir que son absolutamente exquisitos. Majestuosos.

Sus platos de siempre, grabados en los corazones gourmet sean cuales sean sus orígenes, impactan de lleno en los mismos. La Tirana revive siempre la emoción de los recuerdos en clave actual. El dominio absoluto de los fogones del equipo de Benavides aporta, además, un extra de distinción.

El precio final de esta cena, algo menos de 225 euros, unos 45 euros por persona, es justo hasta el último céntimo por el despliegue de emociones disfrutado desde el primer hasta el último minuto de la cena.

Hablamos de los platos, como momentos estelares, pero también valoramos el “subidón” personal experimentado al saborear cada propuesta en compañía de estatuas clásicas, de árboles monumentales o… de las propias estrellas del cielo de Marbella sobre tu cabeza.

También incluimos en esa valoración las sugerencias del personal de sala, super eficiente en todo momento, que siempre se ofrecen entre sonrisas amables, todo elegancia, como corresponde a la Marbella eterna. Así se conforma la esencia de La Tirana. Puro magnetismo, que te anima a volver una y mil veces.

PASTELA DE CORDERO, LA GRAN HERENCIA MEDITERRÁNEA

Manuel Benavides atesora el Mediterráneo en sus fogones, como corresponde a un profesional nacido y formado en Almería, que siempre mira a Marruecos y al norte de África. Su pastela de cordero reúne lo mejor de ambos mundos.

Es delicada, con una envoltura de pasta crujiente que pide caricias para no quebrarse. Tiene toda la grandeza del cordero trabajado a lo largo de horas y la sutilidad de las especias aromáticas, con sus descargas intensas casi dulzonas. Esta pastela, que se sirve en 8 porciones, te traslada de inmediato a las 1.001 Noches.

Los rollitos de pato y verduras se mueven en esa misma línea exquisita. El equilibrio entre carne y vegetales es perfecto, se saborea el pato con intensidad, aunque su potencial se suaviza con un contrapunto aligerante, el toque verde. Muy elegante.

ATÚN CON ENERGÍA VIVIFICANTE

El equipo de La Tirana trata el atún con respecto, casi con devoción. Se percibe desde el instante en que su tartar llega a la mesa. Es más que rojo, es casi púrpura, un adelanto de su vitalidad en el paladar.

Refrescante. Transmite toda la fuerza de este pescado al paladar como si aún estuviera en el mar y regala un toque punzante, que añade alegría a cada bocado. 9 sobre 10 con todo merecimiento por el trallazo energético ofrecido a cada comensal. 

5 EXPERIENCIAS, 5 SATISFACCIONES

Desde pasta hasta bacalao, desde gambas hasta pato, todos los referentes de la carta de La Tirana según Manuel Benavides han llegado a nuestra mesa con una coordinación digna de un ballet y en tiempo mínimo. Impecable.

El hígado de ternera a la mantequilla de salvia, el plato que mi elección me ha hecho inmensamente feliz como amante de la cocina de la “casquería”, casi una religión para quienes hemos nacido en Madrid.

Comienzo por este hígado. Su textura sedosa, sutil, combina a la perfección con un puré de patata repleto de aromas delicados bien acompañados por zanahorias y calabacines asados. Es una fiesta para los sentidos, potenciada por la descarga de sabor de un hígado encebollado con mimo. Caricia permanente en el paladar,

Podría deciros que “te estalla la cabeza” en el mejor de los sentidos, pero prefiero añadir que es uno de 5 mejores platos de “casquería” elegante que puede degustarse ahora mismo en territorio español. ¿Os queda alguna duda sobre la calidad de la experiencia? A mí no me ha quedado ninguna. Soberbio.

RAVIOLIS, CUESTIÓN DE MEDITERRANEIDAD

La elección de María se ha teñido de nostalgia de Italia: raviolis de espinacas y ricota. Primera pista: nada que ver con las propuestas gourmet comerciales de las mejores marcas de pasta de aquel país. Los raviolis del equipo de La Tirana te transportan a otra dimensión, a años luz de lo que conoces.

Son raviolis, sin más, pero elaborados con mimo artesano. Su textura “al dente” descubre la afinidad de espinacas y ricota en el paladar. La salsa de acompañamiento redondea la experiencia… bajo las estrellas del cielo de Marbella.

Homenaje respetuoso a esa pasta italiana que siempre nos proporciona momentos de felicidad. Propuesta imprescindible en cualquier visita a La Tirana.

DEL BACALAO A LAS GAMBAS

De la sobriedad del bacalao a la alegría de las gambas al pil pil, cocina de siempre para dos de las personas más jóvenes de la mesa. Ambos han disfrutado con los platos de su elección, sencillos pero impecables, pilares de la mejor cocina española.

El bacalao asado es sabor intenso, puro océano, pero sin rastro molesto de sal. Jugoso, con lascas que se deshacen en el paladar con toda naturalidad. La textura conseguida por Manuel Benavides es para escribir una enciclopedia del buen gusto, perfecta para combinar con las verduras delicadas y refrescantes que redondean esta propuesta. Impecable.

Cenar un plato de bacalao poderoso sin sentir sed en las 8 o 10 horas siguientes es un acontecimiento digno de aplauso. Es la mejor garantía de la calidad del producto utilizado.

Las gambas, protagonistas del despliegue de platos principales, ponen toda su vivacidad en la mesa. Lanzan notas de alegría a cada comensal con sus descargas aromáticas. Éxito total.

Un grande de los fogones como Benavides, nacido en Almería, tiene un conocimiento superior en gambas por ese mismo origen. El plato de La Tirana confirma ese dominio de uno de los grandes lujos de Mediterráneo. Os resumo la experiencia: no quedó ni una gota de aceite, de un exquisito Cortijo de la Cruz, en el plato.

CONFIT DE PATO, EN LO ALTO DE LA PIRÁMIDE

El quinteto de principales se ha redondeado con un confit de pato antológico. Cocina clásica y majestuosa. Este pato es un lujo para los sentidos, desde la vista… hasta el oído, por el crepitar exquisito de su piel cada vez que se pincha el tenedor.

Su sabor intenso, que se extiende por todo el paladar, se percibe desde el bocado inicial. Se mueve entre terroso y botánico aunque respeta siempre el punto de textura elegante que caracteriza al mejor confit de pato. La salsa densa, casi miel, añade una nota dulce, super apetecible, nada invasiva.

Todo un lujo para su comensal, que catamos con respeto el resto de personas sentadas a la mesa. Plato soberbio.

Hemos reencontrado la magia de Marbella, esa atracción sutil que cautivó a generaciones de europeos y… estadounidenses llegados desde Hollywood. Era la cuna de la elegancia veraniega, una referencia que atesoran Manuel Benavides y su equipo de La Tirana.

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