Jerez se está reinterpretando en estas Bodegas León Domecq, centenarias, sí, pero tan vanguardistas… ahora voy a decir una barbaridad,  como las bebidas energéticas más valoradas por las últimas generaciones de clientes jóvenes, de edad o de espíritu.

Pero hablamos de Fino, de Amontillado, de Oloroso, de Palo Cortado… de unos vinos majestuosos que se han formado gota a gota durante 30, 40 años, siempre supervisados por especialistas, capataces, pendientes de su evolución en todo momento.

Esos tesoros necesitan profesionales empeñados en situarlos en lo más alto, en el cielo gourmet, y ya han llegado a los puestos de mando aportando distinción. Bodegas León Domecq despliega la auténtica distinción desde la bota, esa barrica que atesora joyas líquidas, hasta la copa final, capaz de emocionar cualquier espíritu con su contenido. Es el planteamiento que lanza los vinos de Jerez al primer plano de la actualidad.

LA PERFECCIÓN COMO META

El equipo de especialistas de León Domecq está mostrando el camino a seguir, como hemos comprobado en un paseo exquisito por el cuerpo y el alma de los vinos de Jerez de hoy y del mañana, elaborados con paciencia y pasión.

Una primera anécdota para fijar la singularidad de esta Bodega, casi bicentenaria, ya que se abrió en 1850, pero ha vuelto a la vida hace poco más de 2 años. Sus etiquetas de colores llamativos replican las tonalidades habituales en los pañuelos de picos que han dado vida a los trajes masculinos más distinguidos.

Dichos pañuelos se mojaban antiguamente en la copa del vino de Jerez preferido por su propietario para disfrutar así del aroma, capaz de rivalizar con cualquier fragancia, durante toda la jornada de trabajo… Son detales que solo se pueden disfrutar en Jerez.

OLEADA DE EMOCIONES

Nuestro primer paseo por las Bodegas León Domecq, guiados magistralmente por José Romero, depositario del conocimiento y la magia de los grandes vinos generosos, nos ha llevado desde el origen de su crianza, en botas cargadas de historia, hasta las claves de las marcas de tiza que las identifican.

Solo un fogonazo. El fino, el vino primigenio, se simboliza con un trazo vertical muy delgado. Si ese fino no va a alcanzar el nivel máximo en su envejecimiento se trata de otro modo, se trabaja como… palo cortado. Su símbolo: un trazo horizontal, un corte, al trazo vertical inicial.

También hemos disfrutado con el aroma poderoso del vinagre de vino de Jerez, con un poder corrosivo capaz de acabar con los cinchos metálicos que rodean el barril. El equipo de capataces de León Domecq, liderado por un especialista muy joven, supervisa a diario el estado de esas piezas para evitar la menor pérdida por rotura.

CUANDO LA ELEGANCIA ES NATURAL

La elegancia de los vinos de Bodegas León Domecq, que hemos catado con los 5 sentidos, como se merecen, ha brillado aún más por la majestuosidad del escenario: una Bodega impecable hasta la última viga de madera cargada de siglos.

Iluminación tenue y atmósfera silenciosa nos han permitido valorar unas botellas de negro riguroso distinguidas por etiquetas con una explosión de color. Copas personalizadas con la marca de la bodega… una descarga permanente de elegancia natural.

Esperamos la presentación de Bodegas León Domecq en la IX Cumbre Gourmet 5.0 All Stars con sus vinos de Jerez del presente y del futuro elaborados con todo el legado del ayer. Sus vinos, sí, junto con sus aceites y sus increíbles vinagres, listos para relevar a los mejores “Acetos Balsámicos” de Módena en los grandes platos del verano 2024.

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