Primer signo de rebeldía: La Casita es, como su nombre indica, una casita de pescadores de las que distinguían Marbella hace más de medio siglo… pero ahora está rodeada de moles con casi 20 plantas. Es un símbolo inequívoco de amor por las raíces, por la autenticidad.

Segunda diferencia: La Casita, impulsada con mano maestra por Jesús Muñoz, nació para ofrecer desayunos de nueva generación, saludables y sostenible, pero ha extendido su cocina y lanza ya sus propuestas divertidas para los almuerzos… con un resultado super satisfactorio.

Hemos descubierto La Casita en un almuerzo ligero y, al mismo tiempo, glorioso, con platos que se graban en el disco duro por su potencia emocional.

Hablamos de: ensaladilla rusa… pero con huevo frito; de “pintxo de tortilla”, todo un descubrimiento para el paladar; de mollete XXL, sí un mollete gigante, con carne adobada y huevo frito que llega a la mesa envuelto en humo de olivo; o de unas gyozas de gambas, acompañadas de gazpachuelo y camarones… para perder los 5 sentidos. Más un postre, más unos vinos por copas, muy buenos, para 3 adultos, todo por menos de 70 euros.

Sentarse en La Casita, bajo la atención exquisita de un equipo de sala volcado en la clientela, es como apostar por David antes de su duelo con Goliat. Sabes que vas a ganar por goleada. El establecimiento es pequeño, sí, pero derriba gigantes con un desparpajo prodigioso.

Aquí se practica el arte de la Naturalidad con los mejores toques creativos. Celebramos el retorno de la inocencia, en el mejor sentido de la palabra, a un mundo gastronómico repleto de resabios, de grandes cuentas de dinero, de restaurantes multitudinarios, en definitiva: de propuestas con pies de barro.

En La Casita se disfruta de una atmósfera pura, perfecta para gourmets con poco pasado y mucho futuro, impecable para gourmets pendientes de la cartera y de la sostenibilidad de todas sus actividades.

MANDA LA SENCILLEZ CON SORPRESA

Una vuelta de tuerca a la ensaladilla rusa, a Su Majestad la Ensaladilla Rusa de Málaga, de la primera potencia planetaria en Ensaladilla Rusa. Jesús Muñoz ha aportado su creatividad a una ensaladilla suave, que acaricia el paladar con su ligero punto refrescante, y con un huevo frito a la perfección. Es un huevo de campo, con yema bien cuajada y puntilla de gala.

Caliente y frío, crujiente y sedoso… hay más Alta Cocina en esta ensaladilla que en cientos de propuestas barrocas con firmas estrelladas. La ensaladilla de Jesús Muñoz pone en guardia de la forma más positiva: aquí se consolida una propuesta de éxito.

El “pintxo de tortilla”, imprescindible en un desayuno potente, llega también hasta este almuerzo en la terraza diminuta de La Casita, situada casi frente al Mediterráneo. Es una tortilla bien dorada, jugosa pero sin exceso, a la que se ha añadido un chorreón de aceite de oliva virgen extra recién cosechado, todo un manantial de aromas seductores.

Muchos críticos sesudos, de esos que solo recorren restaurantes decorados como hoteles de Las Vegas, argumentan que la tortilla de patatas es algo menor… allá cada uno con sus opiniones.

Un ídolo como El Bulli alcanzó su momento de gloria a finales del siglo pasado con sus desayunos en la Hacienda de Benazuza, en Sevilla. Su tortilla era la atracción suprema de la primera comida del día en el hotel más lujoso de su tiempo.

Jesús Muñoz ha recogido el guante y hace un trabajo de igual valía con su “pintxo de tortilla”. Creo que no se necesitan más comentarios sobre el tema.

POR EL HUMO SE SABE DONDE ESTÁ EL FUEGO

El humo de olivo, que se extiende por aire al destapar el mollete de carne adobada con huevo frito de La Casita, dispara los jugos gástricos de las personas sentadas a la mesa. Es el perfume gourmet más natural y elegante.

Un super mollete, tanto por tamaño como por delicadeza de la masa, acoge en su seno una carne adobada, con su nota picante, y una yema repleta de color de campo. El resto pueden imaginárselo. Solo hay que añadir el aroma envolvente de la madera de olivo.

Ingredientes básicos de calidad excepcional, un soplo creativo con sello puramente andaluz y una descarga de pasión por los fogones conforman la propuesta de gala de Jesús Muñoz.

Este mollete de la tierra, nada de hamburguesa ni de Burger, es un acierto inmenso, un ejemplo de honestidad en la mesa por 10,50 euros. Top 10 de 2022.

GYOZA CON GAMBA BLANCA, DIRECTA AL CORAZÓN

Son delicadas, sutiles, potentes y descubren la magia del mejor limón. Son las gyozas de La Casita, que van directas al corazón con las señas de identidad de la verdadera Marbella: elegancia, exquisitez y discreción.

Las gyozas de Jesús Muñoz son sublimes por su textura mágica, tanto del continente, de la pasta, como del contenido, con esa gamba repleta de esencia marina. El gazpachuelo, uno de los grandes placeres de la cocina noble de Málaga, pone el contrapunto ácido con el toque distinguido de los Limones del Guadalhorce, de Pizarra concretamente.

Una lluvia fina de camarones crujientes te ayuda a ascender a las alturas y… quedarte allí permanentemente, ya que estas gyozas son caricias para el paladar y para el espíritu. Magistrales.

UNA OLA CARIBEÑA

Finalizamos este almuerzo con un postre refrescante, un pudding de coco impecable, con su toque de helado. Distinguido, sin un gramo extra de azúcar, sutil. Gran broche para un despliegue de momentos emocionantes.

Una experiencia gastronómica acompañado con buenos vinos por copa como el Ribera del Duero Senda de los Olivos de Bodegas Zifar y de la variedad tempranillo.

La Casita nos ha impresionado en la primera cata. Hay una gran cocina dentro de la casa más emblemática de una Marbella entrañable. Jesús Muñoz está redescubriendo el valor de lo esencial en un escenario que olvidó ese concepto hace tiempo.

Permanezcan atentos a sus pantallas. Pronto probaremos los desayunos y les daremos nuestro juicio con todo lujo de detalles.

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